Consciente de que los SUV están en pleno auge, Volkswagen no piensa desaprovechar esta ganancia. La segunda generación del Tiguan llegó en 2016 y, al igual que la primera, se ha convertido en un imprescindible para Volkswagen. Es el modelo más vendido de su clase en Alemania y está entre los cinco primeros de Europa.
Como suele ocurrir con las carrocerías alargadas, podríamos preguntarnos por la armonía estética de este Tiguan Allspace. Bueno, estamos tranquilos. Aquí no hay efecto mochila. Es cierto que este Tiguan es mucho más alto que el clásico con un alargamiento de 22 cm hasta los 4,70 m, pero este aumento está bien repartido entre la distancia entre ejes que gana 11 cm y el voladizo trasero que crece en la misma proporción. En general, el Tiguan puede manejar estos centímetros extra bastante bien.
Cabe destacar que la llegada de esta carrocería coincide con algunos cambios estilísticos. El capó y la parrilla son nuevos y comparten muchas similitudes con el Atlas. El techo también cambia con la introducción de costillas y barras de techo de serie, mientras que el parachoques trasero se ha rediseñado para incluir salidas de escape trapezoidales.
Como era de esperar, los principales cambios se producen en el ámbito del espacio interior, con la adopción de dos asientos adicionales que se pliegan en el maletero. Como suele ocurrir, están reservadas para un uso ocasional o para pasajeros de menos de 1,75 m de altura. En esta área, un 5008 lo hace ligeramente mejor. No hay que preocuparse por la fila 2. Gracias a la mayor distancia entre ejes, el espacio para las rodillas es más generoso que en el Tiguan clásico (+ 5,4 cm) y es posible deslizar la banqueta trasera (aquí no hay asiento individual) 18 cm. Sin embargo, todavía tiene que lidiar con un túnel de transmisión relativamente grande.
El volumen de carga también ha aumentado significativamente, con capacidades que van desde 230 (7 plazas), 700 (5 plazas) y 1.775 litros. A modo de comparación, son 85 litros más que un Tiguan normal. Estos valores están muy cerca de los del Peugeot 5008, pero el SUV francés lo hace mejor en la configuración de 2 plazas con 1.940 litros. La modularidad del Tiguan también es buena, con la posibilidad de abatir los asientos traseros desde el maletero o incluso desde el respaldo del acompañante, y por último un portón trasero automático de serie (y en el acabado superior, la opción de manos libres). En opinión del concesionario de coches segunda mano Crestanevada es una pena que algunos detalles, como el almacenamiento de la tapa del maletero, no se hayan cuidado más.
No hay cambios en el salpicadero, que sigue siendo de muy buena calidad tanto en los materiales como en el montaje. Lo mismo ocurre con la ergonomía. Al final, las únicas críticas que se pueden hacer son la falta de fantasía en el salpicadero y la imposibilidad de tener un cuadro de instrumentos 100% digital desde el nivel de entrada, como ocurre en el 5008.