Si quieres opositar… ¡a por todas!

Soy una de esas personas que nunca se había planteado opositar. Nunca me hubiera imaginado trabajando para el Estado, pero después de dedicarme profesionalmente varios años al mundo de la peluquería, donde mi jornada laboral carecía de horario y mi sueldo apenas llegaba al salario mínimo interprofesional, una mañana como otra cualquiera decidí que quería una estabilidad laboral para poder plantearme mi futuro.

Necesitaba saber que todos los meses tendría un sueldo, que si estaba mala no me iban a despedir por no ir a trabajar y que mi jornada de trabajo estaría regulada… todo ello impensable en el mundo del estilismo en el que me movía.

Como la mayoría de los opositores, en un primer momento no sabía a qué podía opositar ni qué posibilidades de éxito tenía, pero ¡estaba dispuesta a conseguirlo!

Tras hablar con amigos que ya habían opositado y pedir información en academias (al final me decidí por Academia TEBA), me armé de valor y lo comenté tanto a mi pareja como a mi familia.

En un primer momento, todos encantados: su nieta, sobrina, amiga, hija, novia…. iba a tener trabajo para toda la vida…

Pero cuando pasa el tiempo y no tienes un título que demuestre que posees más conocimientos, las fuerzas te empiezan a faltar y ves que el primer examen no ha salido bien (el mío fue un auténtico desastre), la situación cambia.

No solo tienes que lidiar con tus sentimientos y ver tu esfuerzo no recompensado. También están la falta de ingresos por dedicarte prácticamente en exclusividad a la oposición, el poco tiempo que le dedicas al ocio, que además se ve afectado por tu sentimiento de culpabilidad por no estar estudiando, y el insomnio, que pasa a ser uno de tus mejores amigos…

A todo esto, hay que sumarle que la familia y los amigos empiezan a decirte que el tiempo va pasando y que igual debes plantearte hacer otra cosa en tu vida, que te has esforzado mucho y no se ven los resultados, que con el tiempo que te puede costar aprobar la oposición puedes sacarte una carrera, que puede ser que nunca logres sacar una plaza…

Y tú mismo te juzgas como el peor de tus enemigos. Después de tanto estudio, dinero invertido en libros, horas y horas haciendo cursos oficiales para obtener puntos y tener más posibilidad de obtener una plaza, desgaste psicológico, problemas de salud, poca vida de pareja… descubres que como mínimo tendrás que esperar (en el mejor de los casos) dos años más para poderte presentar de nuevo a esta oposición.

Así pues, después de un bajón increíble…tomé otra decisión: iba a presentarme a todas las oposiciones que pudiera (según mi nivel de estudios) y que tuviesen parte del temario relacionado con la que yo me había preparado.

Con una buena dinámica de estudio, en la medida de lo posible por mi cuenta y con un grupo de cuatro compañeras que como yo estaban opositando, ¡otra vez adelante! Nos obligábamos a realizar cuestionarios, comentar dudas, pasarnos temario… Y, ¡cómo no!, llegó otra oposición y con ella otro fracaso, pero… ¡a por todas!

Es una carretera llena de curvas y cuestas, con obstáculos e ilusiones quebradas que van pasando factura. Por mucha fuerza que creas tener, siempre llega ese momento en el que te planteas tirar la toalla. Pero debes pensar en todo aquello por lo que empezaste a opositar, debes tener clara tu meta, cueste lo que cueste y por ti misma, por tu futuro. Debes saber que todo el camino andado y la experiencia te sirven de mucho aunque no lo percibas en ese momento, que todos estos exámenes te aportan más conocimiento y aprendizaje.

Mira si realmente es lo que quieres y si es así, no lo dudes, ¡a por todas! Y si te encuentras en uno de estos momentos de bajón, a punto de tirar la toalla, ¡no desesperes!. Ya te iré contando algunos de mis momentos críticos pero, créeme…volvería a vivirlos para poder sentir la alegría, emoción, placer, felicidad… que experimenté al saber que había conseguido la plaza. Las lágrimas de felicidad corriendo por mis mejillas y la necesidad de mirar el listado una y otra vez para saber que era real. ¡No puedes perdértelo!